Se ha publicado en la revista 'Journal of Studies on Alcohol and Drugs' que los adolescentes con un trastorno grave por el consumo de opioides pueden ser tratados con alguno de estos 3 medicamentos: metadona, buprenorfina o naltrexona de liberación prolongada.

 

La efectividad de los fármacos en el tratamiento de la adicción en adultos con un trastorno por consumir opioides está establecida, pero en los jóvenes no hay una investigación profunda sobre si dicho tratamiento en los adolescentes es efectivo.

 

Camenga y su equipo buscaron la posible existencia de informes sobre investigaciones anteriores que trataran sobre los efectos de la medicación en el tratamiento del trastorno por uso de opioides en adolescentes, finalmente localizaron 14 informes publicados entre los años 1973 y 2018 de los más dispares donde se analizaban desde a unos cuantos centenares de jovenes a unos pocos.

 

Según Camenga, "en 2017, 900 adolescentes comenzaron a abusar de los analgésicos opioides cada día", por otra parte, algunos de estos adolescentes "inician el consumo de heroína debido a su disponibilidad inmediata, menor costo y gran potencia".

 

Los jóvenes adictos a los opioides se pueden tratar con medicamentos

 

Aunque parezca contradictorio, la metadona, la buprenorfina y la naltrexona de liberación prolongada mejoraron el número de chicos que permanecieron en tratamiento, disminuyó el uso de opioides y provocó más abstinencia. A pesar de estos resultados, los autores del estudio comentan que, "todavía se necesita investigación para comprender la duración óptima del tratamiento y cómo retener a los adolescentes en el tratamiento".

 

La administración de estos medicamentos hay que supervisarlo, en Estados Unidos la metadona recibe una dispensación especial debido a efectos secundarios de su consumo en altas dosis (respiración lenta, sedación o problemas de ritmo cardíaco) y de existir un riesgo de que la misma pueda ser consumida de forma abusiva.

 

Por el contrario, la buprenorfina se puede administrar de forma ambulatoria con la supervisión de un adulto para verificar que se está tomando correctamente, por último la maltrexona, que no se puede administrar sin antes pasar por la desintoxicación debido a que puede provocar una sobredosis de opioides; en su versión de liberación prolongada la maltrexona se administra por inyección una vez al mes.

 

Finalmente, en el estudio se remarca que "existe una gran necesidad de mejorar el acceso de los adolescentes a los medicamentos y aumentar la capacidad de la fuerza laboral para atender a estos adolescentes", este comentario hace referencia a que en Estados Unidos hay pocos profesionales que tratan a los jóvenes con trastorno por consumo de opioides.