Un ensayo clínico que evaluó si tres terapias en las que se testearon para dejar el consumo de tabaco, también afectarían en la reducción del consumo de alcohol. Las tasas en el cambio de comportamiento tanto para beber alcohol, como para fumar fueron elevadas en el conjunto total de los grupos de tratamiento.

 

Las conclusiones de los resultados indicarían que estos fármacos pueden ser relevantes para bajar el consumo de alcohol y al mismo tiempo el del tabaco. Sorprendentemente, esta terapia de reemplazo de la nicotina respondió de forma tan efectiva como otros medicamentos que actualmente se recetan, como son la vareniclina y citisina.

 

Las conclusiones de los científicos se encuentran publicados en la revista 'JAMA Network Open'. El estudio englobó la participación de 400 personas seropositivas en Rusia y fue diseñado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (VUMC), la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y el Centro Médico de Boston, en Estados Unidos, y la Primera Universidad Médica Estatal Pavlov de San Petersburgo (Rusia).

 

Los investigadores, entre los que se incluían a especialistas en adicciones e investigadores del VIH, trabajaron con personas que se identificaron como bebedores de riesgo y fumadores diarios. Se controló los fármacos con placebos, así que los voluntarios del estudio no podían saber a quién se asignaba cada medicamento.

 

Los resultados obtenidos después de tres meses revelaron que, el consumo de alcohol se redujo, independientemente de si los participantes se les administraba terapia de reemplazo de nicotina, vareniclina o citislina. El resultado más importante fue obtener la cantidad de días exactos en los que se producían los atracones de alcohol, comprendidos dentro del último mes a los tres meses, y además, como datos secundarios, se incluyeron la abstinencia del consumo de alcohol a los tres meses y el tabaquismo a los seis meses.

 

La autora principal del estudio, Hilary Tindle, profesora asociada de medicina en la VUMC, apunta que, "un único medicamento para tratar tanto el consumo de riesgo como el tabaquismo podría mejorar la salud de forma eficaz y significativa. El consumo arriesgado de alcohol y el tabaquismo se dan con frecuencia, y ambos amenazan la salud al aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otros resultados relevantes para la salud".

 

Actualmente, los investigadores se están centrando con más frecuencia en las comorbilidades de las personas con el VIH, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, para prolongar su esperanza de vida, ya que ahora existen tratamientos eficaces para el virus.

 

Matthew Freiberg, investigador principal del estudio, titular de la Cátedra Dorothy y Laurence Grossman de Cardiología y profesor de Medicina en el VUMC destaca que estos pacientes "no solo viven con el VIH, sino que también tienen una alta carga de hepatitis, consumo de múltiples sustancias y problemas de salud mental. Estos participantes suelen ser excluidos de los ensayos de medicamentos. Si una medicación tan sencilla como la sustitución de la nicotina pudiera ayudarles, sería una victoria".

 

Nuevos fármacos para dejar de fumar también reducirían el consumo de alcohol 

 

Además, en esa línea se remarca que en el momento en que se planteó la estructura del estudio previeron que el sustituto de la nicotina fuera el brazo "de control" del consumo de alcohol. En Estados Unidos, la terapia de sustitución de la nicotina está para tratar la adicción al tabaco desde principios de la década de 1980, pero no se está utilizando en la actualidad para reducir el consumo de alcohol.

 

El estudio incluyó a aquellos voluntarios que bebieron de forma excesiva cinco o más días en el último mes (especificando cinco o más bebidas al día para los hombres y cuatro o más al día para las mujeres) y que también fumaron cinco o más cigarrillos en el último mes un día.

 

Jeffrey Samet, profesor de Medicina Interna General y profesor de Ciencias de la Salud Comunitaria en las Escuelas de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Boston, que trabajó es este estudio, junto a los investigadores del VUMC, relata que, "otra observación importante en nuestro análisis post-hoc fue que las tasas de consumo de alcohol eran menores, y las tasas de abstinencia de alcohol eran mayores, entre las personas que dejaron de fumar en comparación con las que siguieron fumando".

 

"Estos resultados deben estudiarse más a fondo para saber si los resultados se debieron directamente a los medicamentos, al hecho de dejar de fumar o a ambas cosas", destaca Samet, autor principal del estudio.

 

Por su parte, Tindle admite que a día de hoy queda mucho camino por recorrer para entender cómo los fármacos del estudio —denominados agonistas de los receptores nicotínicos de acetilcolina— son capaces de afectar a las personas para que se reduzca la ingesta voluntaria de alcohol.

 

Lo que se conoce en la actualidad procede de investigaciones realizadas en modelos animales, donde se muestra que se requiere de la estimulación de un tipo de receptor muy específico que contiene la subunidad alfa cuatro y los tres medicamentos del estudio se dirigen precisamente a estos receptores.

 

Los resultados del estudio, que se llevó a cabo entre julio de 2017 y diciembre de 2020, es de gran relevancia al complementar varios aspectos del anterior trabajo. Cabe destacar que este es el mayor ensayo en el que se estudian agonistas parciales del receptor nicotínico de acetilcolina para tratar el consumo de alcohol y el primero en el que se examina la citisina para tratar tanto el alcohol como el tabaco.

 

La citisina para tratar el consumo de tabaco se ha utilizado ampliamente en Europa del Este durante décadas y se está estudiando activamente en todo el mundo.