Aumenta 11 veces la probabilidad de una agresión física cuando el agresor ha tomado alcohol.

 

En las XLVI Jornadas Nacionales de Socidrogalcohol que se han celebrado este 2019 se ha concluido que el consumo de alcohol y la violencia de género están intensamente relacionados, de hecho, en la mitad de los casos de violencia contra la pareja el agresor se encuentra bajo los efectos del alcohol o del alcohol y otras drogas.

 

El doctor Josep Guardia Serecigni, vicepresidente de Socidrogalcohol comenta que "es como si quitáramos el freno a los impulsos instintivos". Parecido a cuando estamos enfadados que se dicen o hacen cosas que lamentamos "una persona que tiene un conflicto con su pareja por celos o ruptura, ha tomado alcohol y tiene un cierto deterioro cognitivo, causado o no por el alcohol, puede convertirse en un agresor".

 

Si por el consumo reiterado de alcohol o otras substancias esta persona ya presenta un deterioro cognitivo va a mostrar una grave alteración del comportamiento cuando hace un "atracón" de alcohol, dado que sufre un deterioro de las funciones ejecutivas que se suma a la desinhibición de respuestas instintivas inapropiadas que bien pueden ser agresivas o sexuales.

 

El alcohol, factor de riesgo en la violencia de género

 

Además, Josep Guardia cuenta que "el alcohol tiene un papel causal tanto en la agresión en general como en la sexual debido a que se malinterpretan las expresiones emocionales de la pareja, hay dificultades para intuir lo que la pareja puede estar pensando o sintiendo y hay una menor capacidad para controlar las propias emociones y el comportamiento" lo que puede desencadenar en una agresión sexual o corporal.

 

Hay que remarcar que también se da la situación del "poliabuso". Si a parte de alcohol, el agresor ha consumido cocaína "tiene un mayor deseo sexual, un deseo que puede ser patológico hasta el punto de perseguir o seguir a otras personas para satisfacer sus deseos sexuales".